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“Al final del día yo sólo quiero que cada alumno sepa algo más de su oficio, que haga mejor alguna operación, que respete la nobleza de los materiales y el ingenio de las herramientas, que se sienta orgulloso de la calidad de su obra. Yo no puedo saber cuál será su destino, si tendrá empleo, si montará un taller, si trabajará en otra cosa; pero me gustaría que su trabajo sea siempre apreciado por él en primer lugar, y también por su empresa, o por sus clientes”.
Jaaaaaaaaaaaaaaaa. Yo en realidad me reí mucho en este gran debate con todo el asunto de las pelotas. Fue muy agradable ver cómo la tecnología -el televisor supuestamente de pantalla táctil- se unía a tan antigua práctica de la balota.
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